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  • Foto del escritorMario Alegre-Barrios

Tributo a John Williams impregnado de profundas resonancias emotivas


EN EL CAUCE DE ESE CONTINUO –inexplicable e inasible– que es el tiempo, el ensayo de anoche de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico me recordó que lo que acababa de escuchar –en preparación para los conciertos de hoy y mañana– estaba programado originalmente para presentarse el sábado 23 de septiembre pasado.

Tres días antes, María –ese colosal huracán que aún sigue entre nosotros– trastocó brutalmente todo lo dispuesto y nos obligó a enfrentar una realidad desconocida e inimaginable a la que apenas comenzamos a retomarle el pulso y adivinarle algunos gestos que sugieren a la distancia un retorno al cauce de aquellos días de principios de septiembre pasado –previos a Irma y María– que hoy parecen tan lejanos.

Poco más de tres meses después –al cabo de casi cien días azarosos, espinosos y alucinantes en todos los sentidos posibles, para bien y para mal– el Concierto Pop # 1 de la nueva temporada de abonos de la OSPR, titulado "Celebrando los 85 años del Maestro John Williams", se hace realidad en dos noches consecutivas –hoy y mañana a las 7 p.m.– en la Sala Sinfónica Pablo Casals, con el maestro Rafael Enrique Irizarry en el podio.

Según explica el maestro Irizarry, “el programa es de carácter antológico y contiene selecciones de algunos de los trabajos más representativos del maestro Williams para el cine de ciencia ficción, dramático y de fantasía”. “La calidad artística del evento –añade el director asociado de la OSPR– aumenta en credenciales al constatarse que todas las partituras a utilizarse son autorizadas por el compositor y revisadas por sus asistentes en Hollywood, los señores William Ross, Paul Lavender y Conrad Pope”.

El repertorio de estas dos noches incluirá los temas más emblemáticos de largometrajes como "Jaws," "E.T. The Extraterrestrial," "Indiana Jones", “Lincoln”, “Saving Private Ryan”, "Schindler's List", “Harry Potter”, “Jurassic Park” y “Star Wars”, entre otras.

El maestro John Williams ha ganado cuatro Globos de Oro, 23 Grammy y cinco premios Oscar, además de contar con otras cincuenta nominaciones convirtiéndolo en el segundo hombre con más nominaciones al máximo galardón del séptimo arte después de Walt Disney.

"La música del Maestro Williams trata de la alegría de la experiencia humana. La majestad de su legado revela belleza, virtuosismo y honestidad artística”, señala el maestro Irizarry. “Nuestros nietos celebrarán su obra tal como ahora nuestros hijos lo hacen, y esto seguirá sucediendo en el futuro. No sé si es un acto providencial el que hayamos encontrado espacio para presentar este evento ahora, pero nadie dude de que estas obras maestras también son un regalo de comfort y esperanza. El Maestro y su música han sido compañeros de jornada, y somos privilegiados al poder dar testimonio de los días en que sus composiciones eran nuevas y del efecto que tuvieron en los cines y las salas de conciertos”.

Conversamos poco antes del ensayo de anoche, como tantas veces. Intenso, el maestro Irizarry acepta que, a medida que el tiempo pasa y su relación con la música de John Williams se hace aún más entrañable, es menos –casi nada ya– lo que con palabras puede decir al respecto.

–Por suerte, de manera providencial, hoy me encontré con unas palabras que el maestro Williams pronunció en el 2013, respecto a la música –comenta–. Se las voy a repetir esta noche a los maestros de la orquesta y las usaré para iniciar los conciertos de estos dos días. Ya no sabía qué más decir… entre la responsabilidad de la música y una emoción que no puede describirse con palabras me voy dando cuenta de que las palabras ya no alcanzan… por suerte me topé con esa reflexión del maestro.

Las palabras a las que hace alusión el maestro Irizarry son: "La música es una de las grandes dádivas que se nos han otorgado; tal como el lenguaje, nunca se alejará de nosotros. Nos conecta a todos como ninguna otra cosa que podamos compartir. Y cuando se halla presente un público, todos nos conectamos: los espectadores, la orquesta, el compositor, el director... ¡Que dádiva esplendorosa!".

Al evocar su relación con este compositor cimero a través de su obra, el maestro Irizarry recuerda que en 1975 vio el filme “Jaws” en los cines de Plaza Las Américas –ya desaparecidos, ubicados donde hoy está la tienda Macy´s– y que la impresión fue “muy fuerte”.

–Pero ya he dicho antes y repito ahora que la epifanía, el descubrimiento, es escuchar esta música sin la película y preguntarme, con admiración infinita, algo que era muy esencial para el ejecutante en ciernes que yo era en ese entonces: ‘¿cómo esta gente puede tocar esto así?’ –dice–. Ahí empezó todo… y fui descubriendo. Y sigo descubriendo”.

Cuando el joven Irizarry descubrió al maestro Williams, el amor de aquél por “clásicos” como Wagner, Shostakovich, Mahler y Strauss ya estaba consolidado y muy claro.

–El maestro Williams vino a ser un suplemento a esos afectos –apunta–. No olvido las prolíficas notas que acompañaban los dos discos de 1977 con la música de “Star Wars”, en la que el maestro señalaba como sus influencias precisamente a Strauss, Holst y Prokofiev. Así que mi fascinación por el maestro Williams era parte de ese continuo. Si a eso le añadimos que la presencia de la música de Richard Wagner en el juvenil ejecutante de la trompa francesa que yo era entonces es esencial, no es difícil imaginar la asociación con ese otro mundo y esa otra manera de interpretar mi instrumento”.

Esta relación entre el maestro Irizarry y la obra de John Williams tiene “su momento pivotal el 19 de julio de 1990, a las 10 de la mañana” –según ha explicado antes– cuando tuvo el honor de tocar en una orquesta dirigida por el propio Williams. “Cuando acabé de tocar, por un momento fugaz que duró una eternidad, el maestro levantó su mirada de la partitura, fijó sus ojos en mí, y me dijo ‘¡excellent!’. Hasta ese momento esta música fue para mí un acompañante eterno e invisible, una estrella inalcanzable y, de pronto, pude tocarla nada menos que de la mano de su creador”, ha narrado. “Como puedes deducir, falta un poco de razón en todo eso… Porque hay un grado de emotividad tan arrebatador, que la razón pasa a segundo plano”.

–Largas horas de contemplación a solas, de dudas, de preguntarme hacia dónde voy… todo eso quedó resulto en aquellas dos horas de ensayo –apunta–. Un momento inefable y trascendental. Luego de aquella experiencia, he podido reconocer, hasta donde mi capacidad me lo permite, la forma en que su lenguaje en los últimos 45 años ha ido cambiando. Esto es algo muy notable en el caso de ¨Star Wars”, que es un ‘continuum’ de casi 24 horas de música, pero también hemos podido constatar como este compositor se desdobla magistralmente en otro tipo de cine, como por ejemplo en películas como “JFK” o “Born on the 4th. of July”, en los trabajos que ha hecho fuera de su fructífera relación con Steven Spielberg. Esta realidad incremente la admiración que le tengo”.

Como colofón, el maestro Irizarry asevera que “en lo que se refiere a la apreciación contemporánea del arte de la composición para cine, sin duda el gestor de esa credibilidad única es el maestro John Williams”.

–Claro que él ha tenido grandes predecesores y él así lo reconoce, al igual que la larga lista de sus contemporáneos ilustres –señala–. Pero el salto que el maestro logró impulsar, de la sala de exhibición cinematográfica a la sala de conciertos, para la buena literatura concebida para el cine, se lo debemos sin duda a él.

 
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