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  • Foto del escritorMario Alegre-Barrios

'No puedo dejar mi sueño atrás', afirma Johanny Navarro


PARA JOHANNY NAVARRO el estreno en Puerto Rico de su obra para coro y orquesta "Videntes Stellam" –señalado para mañana sábado, como parte del programa del concierto navideño de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico– posee unas resonancias emotivas quizá aun más profundas que la primicia mundial de esta obra hace poco más de un año –el 2 de diciembre de 2016- realizada en la Basílica de Washington D.C. como resultado de una comisión de la Universidad Católica de América, donde la compositora se graduó en mayo pasado.

Desde entonces, esta pieza de unos cuatro minutos de duración no ha vuelto a ser interpretada por lo que su inserción en el concierto que se llevará a cabo mañana sábado a partir de las 7 de la noche en el Coliseo José Miguel Agrelot tiene muy ilusionada a Johanny, quien asegura que nada se compara a estrenarla en su propia tierra.

–Le escribí al maestro Pabón, para decirle que había escrito esta pieza… y en agosto pasado me hizo el acercamiento, porque estaba considerando incluirla en el concierto de Navidad que todos los años hace con la Sinfónica –dice Johanny–. Todo eso quedó en al aire cuando llegaron los huracanes y toda la catástrofe que trajeron y pensé que eso ya no se iba a dar, pero el maestro me volvió a llamar para asegurarme que sí, que la iban a hacer... y aquí estamos, con mucha ilusión porque, aunque se estrenó en Washington D.C. hace un año, ahora se interpreta por primera vez en Puerto Rico y eso me emociona de una manera inmensa.

“Vive la Navidad entre tu Sinfónica y Trovadores”, es el título que lleva el concierto que será dirigido por el maestro Roselín Pabón y que incluye la participación de los coros del Conservatorio de Música, el Nacional de Puerto Rico y Ars Vocalis, bajo la dirección del Dr. William Rivera. Participa además la soprano Anaís Mejías, la Orquesta Criolla Nacional Mapeyé, los trovadores Noelis Guzmán Sáez y Fabián A. Santiago y Carlos Gabriel Cabrera, cuatrista.

Johanny comenta que para ella "Videntes Stellam" es una pieza "muy especial" y le gusta mucho escucharla.

–Siento que, aunque es una obra corta, es épica, con momentos gloriosos –explica–. Tiene muchas texturas que se combinan… tiene muchos colores y un buen balance entre coro y orquesta.

De vuelta a Puerto Rico en mayo pasado –luego de graduarse– Johanny asevera que jamás pensó en no regresar a la Isla y que tampoco se ha arrepentido de ello, pese a que algunos de sus profesores en la Universidad Católica de América le sugirieron que se quedará por allá.

–Pero yo quería regresar –afirma–. A pesar de todos los pesares, a pesar de los huracanes, a pesar de no tener luz, yo me alegro de estar en casa, con mi familia, con mis amistades… con mis abuelitos. Nos hemos unido más como familia. He estado componiendo para competencias y buscando comisiones, aunque la verdad que desde principios de septiembre esto ha sido muy arduo por todo lo inmediato y urgente que se ha tenido que resolver debido al caos que han ocasionado Irma y María. Poco a poco he comenzado a componer de nuevo, en la medida de que todos ha comenzado a componerse, aunque en casa seguimos sin luz.

Johanny explica que durante este proceso tan aciago por la emergencia que –para muchos no acaba- le llegaron varias ideas que podrían derivar en temas para composiciones, entre ellas algunas con potencial para una obra grande para orquesta, quizás una sinfonía.

–Eso está ahí, como un desahogo post María por todo lo que nos da traído esta experiencia –comenta–. Ha sido muy difícil, porque esta situación me despojó de todas mis herramientas para trabajar… en especial la corriente eléctrica. Yo compongo en la computadora. Además, todo se convirtió en un caos y un esfuerzo de mucho tiempo para conseguir comida, hielo, gasolina… en fin. Había que bregar con muchas cosas y hacer filas para todo… Quería componer, pero no podía… no podía pensar claramente.

Hasta que la ansiedad menguó y Johanny desempolvó sus partituras en proceso y la creatividad comenzó a asomarse nuevamente, con un teclado de batería y la luz de una vela.

–Poco a poco lo retomé y descubrí que podría componer –recuerda con una sonrisa–. La presión y la ansiedad bajaron… volvió la confianza y ahí me dí cuenta de que tenía material para, tal vez, una sinfonía. Tengo quizá ya la idea del segundo movimiento. Ha sido un proceso arduo, con muchas preguntas respecto a mi condición como artista, en especial como compositora… yo no puedo ir a hacer la compra y decirle al del supermercado que le pago con una obra. Pero voy un día a la vez y no voy a rendirme en i sueño de hacer lo que más amo, que es componer. Esto es lo que quiero seguir haciendo. No puedo dejar mi sueño atrás, aunque las cosas se pongan difíciles.

 

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