HACEN MÚSICA por unas pocas razones, quizá la fundamental es que cantar significa para ellos una de las cosas más importantes de sus vidas. Es este rasgo compartido la piedra angular del grupo Puerto Rico Baroque Singers, integrado por ocho jóvenes y estupendos solistas, que este viernes tendrá su primer concierto oficial a partir de las 7:30 p.m. en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en University Gardens, en Río Piedras.
El octeto integrado por las sopranos Lyannis Muñoz, Camila Otero y Sara García; la mezzo soprano Shaelyn Román, los tenores Juan Hernández y Samuel Figueroa; el barítono Víctor Chárriez; y el bajo David Guzmán, bajo, interpretarán el programa titulado Todo Bach, Volumen 1, acompañados en la primera parte por los trompetistas Raúl Ríos, Luis Miranda y Carlos Guzmán; el propio Víctor Chárriez en el eufonio; las flautistas Jailene Rivera y Valeria Sosa; y José Febus y Rocío del Mar Portes en el oboe.
Pertenecen todos –los cantantes y los amigos músicos que los acompañan– a ese clase de jóvenes que suele haber en el Conservatorio de Música de Puerto Rico –talentosos, apasionados, trabajadores, comprometidos– que viven la música 24/7, que la respiran, que la viven, que la sienten, que la hacen por el solo placer de hacerla, en al aula, fuera de ella, en los pasillos, en sus casas, en teatros, en iglesias. Ellos ensayan los domingos por las noches.
Todo comenzó como suelen nacer los grandes proyectos, a partir de un sueño que, concebido por separado, pronto comenzó a ser soñado a dúo y más tarde a coro. Conversaciones de pasillo, charlas entre clase y clase, nombres de compositores y obras, todo con un norte: encontrar la manera de cantar de manera formal obras del repertorio barroco, periodo que les apasiona y que no tienen oportunidad de hacer con la frecuencia que todos desean.
–Todos los miembros del grupo venimos de la ópera, de la canción de arte, pero al barroco no se le da todo el tiempo y atención que su importancia merece –dice David Guzmán, uno de los orquestadores de este proyecto musical que es una nueva apuesta de los jóvenes nuestros para construir país–. La preparación en el canto se dirige más hacia la ópera, pero ese no es el interés supremo de todo cantante. Esta inquietud compartida nos llevó en enero del año pasado a comenzar a conversar sobre la posibilidad de crear algo como lo que tenemos ahora.
–David y yo hablamos de lo lindo que sería hacer un grupo que hiciera este tipo de música –dice Samuel Figueroa–. Hace como dos años vino un grupo similar a cantar La Pasión según San Mateo, con un concepto parecido: un grupo de solistas reunidos como grupo. Y llegamos a concretar la idea de lo que queríamos hacer. Hacemos esto porque nos llena, porque nos place, sin remuneración económica.
Reunir a cantantes –y amigos– con cualidades de solistas parecía un reto, pero no lo fue tanto. Cada uno de los integrantes del este singular octeto tiene los quilates necesarios y ya ha cantado antes como solista. Convocados, comenzaron a pensar en nombres para el grupo. Por unos instantes fueron “Los Bachianos” y poco después –también de manera fugaz– “Los Bacheros”, porque la idea original era cantar únicamente música de Johann Sebastian Bach, pero pronto se dieron cuenta de que, aunque con el vastísimo repertorio de este compositor podrían pasar el resto de su vida, hay muchas otras cosas del barroco para explorar.
En el verano pasado hubo una reunión formal de la mayoría que terminaría dando sustancia al Puerto Rico Baroque Singers. Fue en un café y el sueño comenzó a tomar forma. Pensaron en todas las obras que les gustaría cantar, pensaron en quiénes podrían ser parte del grupo, sumaron, restaron y el resultado fue ocho.
Sin una idea clara de lo que podría ser el debut del grupo, en noviembre pasado les llegó la oportunidad de hacer lo que sería un primer gran ensayo con público, cuando el maestro Andrés Mojica los invitó a tomar parte del concierto que organizó a beneficio de las víctimas de uno los huracanes que –nuevamente– devastó Haití, realizado en Union Church, en Punta Las Marías. En esta ocasión interpretatron cuatro de los once movimientos del motete Jesu, meine Freude, BWV 227, de Bach, que es el que cantarán íntegramente a capella este viernes.
–El barroco es muy vasto –dice Sara García–. Cada etapa tiene sus compositores, cada rincón de Europa tiene sus particularidades. No es lo mismo cantar a Bach que a Handel, a Vivaldi o a Purcell. Dentro de la misma época hay muchos estilos y aun dentro del mismo compositor, hay cosas muy distintas entre sí. Hemos decidido hacer música barroca y este es un proyecto hecho íntegramente por nosotros, por estudiantes, algunos recién graduados, y lo hemos sudado y trabajado totalmente nosotros, sin intervención de ningún profesor.
–Este repertorio es la base, no solo para la ópera, sino también para la técnica clásica... y después de cierto nivel algunos profesores lo suelen abandonar como parte de la formación académica –dice Juan Hernández.
David reitera que “hay tela para cortar” y que incluso podrían estar haciendo en algún momento programas –por ejemplo– con escenas de óperas de Handel.
–Queremos que la gente llegue, que se entere de lo que está pasando, que escuche este repertorio y que nos apoye cuando descubra la belleza de esta música –finaliza David.
La cita es este viernes a las 7:30 p.m. en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en University Gardens, en Río Piedras. Recuerden, se sugiere un donativo de $20. Estos muchachos tienen el alma en la garganta, pero no caminan sobre las aguas. Apreciemos su arte, disfrutémoslo, aplaudámoslo y seamos solidarios para que su proyecto siga adelante, que cantar es su manera de hacer patria.