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  • Foto del escritorEileen Rivera Esquilín

Pablo Santiago, definido por el barro y el diseño industrial


COMENZÓ A sentir el barro en las manos en el taller de su madre, la ceramista Pilar Romera. Allí empezó a enamorarse de las artes plásticas y el diseño, mientras se ganaba unos dólares -como un empleado más- y terminaba su bachillerato en administración de empresas.

“De ella aprendí mucho… Hice una pieza y a una persona le gustó, luego vino otro diseño y así seguí creciendo. Ella en su momento manejaba un taller grande, que compraba una tonelada de barro mensual, imagina la cantidad de trabajo que había. La escuela fue mi mamá, pero con el tiempo sí tomé otros talleres tanto fuera de la Isla como aquí, en la Escuela de Artes Plásticas y con Bernardo Hogan”, explica Pablo Santiago Romera.

Se define como un artista multidisciplinario, porque ha ido armando “su caja de herramientas” tanto en la cerámica como en el diseño industrial. Asegura que según fue descubriendo materiales y terminaciones, se dio cuenta que “tenía futuro” en ello y que podía dedicarse a ambos medios.

“La realidad es que me tomó cerca de 10 años poder tener una exposición, pero mi mamá me decía ‘sigue trabajando, sigue, hasta que llegue el momento…’. Desde el primer día que fui al taller -tendría 17 ó 18 años- metí las manos en el barro y yo era un empleado más. Claro, una vez estás allí y trabajas con el barro, cortas y trabajas con las planchas, te vas enamorando del proceso. Y lo que estudié me vino súper bien porque me permite ahora ser muy organizado con el negocio”, apunta.

Lo primero que trabajó en diseño industrial fueron unos bancos para bordes de piscina para su firma Twin Dogs (que ha expuesto en Art Basel y New York Design Week, entre otras ferias). Luego, comenzó a trabajar los muebles criollos de los años 50 y 60 pero con modificaciones. Así, en poco más de tres años, ha ido creando unas 20 piezas.

"La escuela fue mi mamá, pero con el tiempo sí tomé otros talleres tanto fuera de la Isla como aquí, en la Escuela de Artes Plásticas y con Bernardo Hogan”

Pablo Santiago Romera

 

Ahora, con 16 años de carrera, Pablo asegura que llegó el momento de darle un giro a su trabajo para Twin Dogs. Dice que luego de dos años laborando sin parar en la producción de piezas, entendió que lo suyo es confeccionar la pieza de principio a fin, estar pendiente al detalle, en lugar de estar en medio del taller dirigiendo a muchas personas para sacar una producción.

“Eso no era lo que quería. Prefiero pulir yo la pieza, cuidarla de principio a fin, desde que hablo con el cliente hasta que le entrego el producto. Es hacer menos cantidad de producto para velar por ese detalle”, destaca Pablo, quien también ha trabajado algunos diseños recientes para restaurantes y tiendas.

Así las cosas, pretende trabajar solo con diseños -sean comisionados o no- que le interesen y que vayan a tono lo que ha sido su obra hasta la fecha. Eso sí, son varias las piezas que le faltan por diseñar y por lo pronto -en lo que a cerámica se refiere- está concentrado en hacer composiciones de múltiples piezas que van a la pared y que forman una especie de escultura, como la “enredadera Origami Flora” que nos mostró en su taller.

“Hacerlas es un ejercicio de paciencia, pero el resultado me encanta. En cuanto a diseño industrial, quiero seguir mejorando los acabados. Muchas de mis piezas en cerámica llevan acero, así que de ahí que me interesara en ese material para las piezas industriales. Lo refinado de la cerámica me gusta mezclarlo con algo más rudo como el acero. Son contrastes. Aquí aprendí de soldaduras, de pulido… He trabajado también en madera, pero conozco más el acero, es como un hilo conductor que he seguido desde la cerámica”, agrega.

Algunas de las propuestas que trabaja en estos días incluye la Lunar Rocking Chair, que define como “una depuración de un diseño de los 40 que nos recuerda a nuestras abuelas”. También sigue con la serie de ‘planters’ o tiestos -esta vez el Sun Planter, en tamaño grande- y variedad de accesorios para el baño, diseñados y trabajados en una sola pieza, sin soldaduras.

“La inspiración me puede llegar en cualquier momento. De hecho, trato de no ver revistas o publicaciones de cerámica, pero sí veo más de diseño de interiores o diseño industrial y otras cosas. Es un ejercicio que hago con frecuencia y es una forma también de estar al tanto con lo que se está haciendo en otros lugares”, dice.

El proceso de visitar un cliente, ver sus necesidades, trabajar su pieza y ver la misma terminada en su nuevo espacio le produce mucha satisfacción. Trabaja intensamente de la mano de diseñadores de interiores y arquitectos, así que eso se presta mucho para que ellos lleven de la mano al cliente y estos puedan apreciar el arte a través de otro tipo de piezas, como las que él hace.

“Me disfruto mucho ese proceso, llevo mis ‘sketches’ y fotos para que el cliente pueda ir visualizando cómo quedaría la pieza… Es como hacer un ‘book report’ para la escuela. Antes trabajaba más en computadora, pero ahora he vuelto a los dibujos a mano, eso le gusta mucho a la gente”, explica.

Ahora, aunque su mamá ya no está físicamente con él, continúa laborando de su mano pues le sirve de inspiración para piezas como “1,742 momentos contigo”, que formó parte de la Muestra Nacional de Artes Plásticas en 2015 y que le ha dado pie para otras que sigue realizando.

 

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