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Foto del escritorEileen Rivera Esquilín

Ron Barceló, embajador dominicano insignia


SI ALGUNOS DE LOS mejores rasgos de la cultura de la República Dominicana pudieran colocarse dentro de una botella, estarían dentro de una de Ron Barceló. A esta certeza está atada la identificación inmensa que Otto Flores profesa con esta empresa –una de las más emblemáticas de este país hermano y de la que es ‘Brand Ambassador’– pasión con la que viaja el mundo y que esta semana lo trajo a San Juan para presentar la gran familia de este ron dominicano –distribuido por Méndez & Co.– en un almuerzo con maridaje de degustación realizado en el restaurante santurcino Gallo Negro, con un menú preparado por la chef María Mercedes Grubb.

“En Ron Barceló todos somos una gran familia que promueve –según explica Flores– el consumo del ron pero de una manera inteligente, que invita a degustar sus características para descubrir por qué la marca está entre las mejores del mundo”.

“Ron Barceló ha tratado siempre, como empresa, de identificarse con la idiosincracia dominicana para realzar su cultura, con cosas como lo es el merengue, la caña, el tabaco y, claro, el ron. Las características que lo distinguen comienzan por ser el único ron dominicano en ser elaborado del jugo de la caña de azúcar, por lo que no tiene aromas agresivos, posee más ‘bouquet’ y menos efectos de resaca. Además, es un ron netamente envejecido de forma natural, bajo las condiciones climáticas idóneas, con el calorcito que caracteriza al Caribe”, dice.

Antes de llegar a la empresa, Flores laboraba en las tiendas libres de impuestos en el aeropuerto de la capital dominicana. “A partir de ahí comenzó a llamarme la atención el mundo de los espirituosos, me fui entrenando y la semilla fue creciendo. Ya por un regalo que me hace la vida llego a trabajar con la empresa. Somos la cuarta marca en el mundo y tenemos presencia en 55 países. Eso me ha permitido compartir mi conocimiento a través de muchos mercados, como Alemania, Perú, Chile, Estados Unidos y Bahamas”, agrega.

Como parte de esa serie de viajes es que estuvo en San Juan para la degustación, que se trabajó en conjunto con la chef María Mercedes Grubb. “Vimos las propiedades de cada ron, sus cualidades aromáticas, olfativas y gustativas para conjugar con cada plato. Se trataba de hacer un matrimonio perfecto”, apunta.

El maridaje incluyó sopa de ‘yellow squash’ con crema de ron Barceló; 'risotto' de gandules y coco con ‘snapper’ y ‘mousse’ de aguacate; ‘roulade’ de pechuga de pollo con salsa verde italiana y ‘hash’ de yuca; ‘brutus brussels sprouts’ con crutones; y budín de mallorca y coquito de ron Barceló con crema batida. En cuanto a cocteles, se sirvieron el “Imperio 1930 Punch” con Ron Barceló Imperial, “Seibo” con Gran Añejo, “San Pedro” con Grand Platinum y para terminar, el Imperial Premium Blend.

“El consumidor de coctelería básica ha cambiado, ahora hablamos de expertos en ‘mixología’ y eso se presta de manera excelente hacia nuestros productos. Antes el ron iba dirigido a las masas, pero a medida que se han ido mejorando los productos, se presenta más calidad. De esta manera, tanto el consumidor de las masas como el de mayor poder adquisitivo, se identifica más con el producto. No es lo mismo comprar una botella en un supermercado y llevártela a casa, que lo que tú puedas aprender sobre un trago en vivo, mientras se confecciona o mientras forma parte de una degustación”, apunta.

Para Flores, la idiosincrasia del dominicano se conjuga dentro de una botella de Ron Barceló a través de la alegría y de los elementos únicos que distinguen su cultura. “Nuestro ron es alegre y especial, como cada uno de los dominicanos, porque cada uno tiene sus elementos, con su botella única, su tapa única…”.

Hay rasgos culturales que caben en una botella. El Ron Barceló es uno de ellos.

 

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