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  • Foto del escritorMario Alegre-Barrios

Sube a escena "Perfectas", un acto de amor


HAY ACTOS DE amor que parecen pequeños pero son inmensos, actos de fe –de afecto, de solidaridad, de esperanza– que son los que hacen la diferencia en momentos tan complicados como los que vivimos.

Perfectas –la obra de Mikephillippe Oliveros que se presenta desde hoy en el Teatro Victoria Espinosa–, tiene ese vocación para Melissa Rodríguez y Jessica Rodríguez, sus protagonistas –que no son hermanas pero como si lo fueran– en lo que marca el inicio de una nueva edición del Festival de Teatro Puertorriqueño del Instituto de Cultura Puertorriqueña, con funciones gratuitas viernes, sábado y domingo a las 8 p.m.

Con Mikephillippe también como director y productor y Vanessa Lazo como regidora de escena, esta obra minimalista gira en torno a un día crucial en la vida de dos actrices que son amigas pero no lo son, que apenas se soportan y se ven obligadas a audicionar juntas para obtener un papel que podría cambiar sus vidas para siempre.

Conversamos el martes pasado por la noche en la gélida penumbra del Victoria Espinosa, al finalizar el ensayo general previo a la función privada que ofrecieron el miércoles.

–Mikephillippe escribió la obra y él decidió llamarnos a nosotras para hacer el proyecto, en una iniciativa que nace de la amistad –dice Melissa–. Llevamos trabajando mucho tiempo juntos y él está buscando nuevas maneras y perspectivas para hacer teatro, dentro de su estilo de dramaturgia.

–Cuando leímos la obra, le decíamos “Mike, chico, en verdad, estás hablando de mí”, no porque seamos nosotras, pero sí hay unos guiños que nos aluden y que revelan rasgos que nos son comunes –comenta Jessica–. Nosotros fuimos ‘roomates’ y él escuchaba cuando yo llegaba molesta y frustrada por algún ‘casting’… y todas esas quejas que nos son comunes a los actores. Él las recoge y las pone en esta obra.

Para ambas, Perfectas es una suerte de espejo, un reflejo de lo que cotidianamente viven casi todos los que se dedican a la actuación, en este caso las audiciones. Melissa y Jessica no audicionaron para dar vida a “Isabel Lugo” y “Clara González”, sus respectivos personajes. O quizá sí, sin saberlo, en la amistad, en el reconocimiento a sus talentos en el transcurso de una relación de amistad y trabajo.

–“Isabel” es una persona con los pies sobre la tierra, en especial con lo que tiene que ver con el ego –explica Melissa–. Ella es un poco antigobierno, antiburocracia, no está de acuerdo con lo del Colegio de Actores ni con el Instituto de Cultura, por ejemplo. Es más "para lo que surja” y no es una actriz que cumpla con las especificaciones estéticas que siempre se buscan.

–A “Clara” le gusta el método y el teatro clásico y en esto, en lo del teatro clásico, es en lo que más me identificó con ella –apunta Jessica–. Me disfruto el deconstruir esto. A mí me gustaría hacer obras clásicas, me fascinaría. Lo pude hacer en la universidad, pero después es muy difícil, por eso me inventé proyectos como Teatro en el Parque y lo del Sueño de una noche de verano, de Shakespeare, porque si uno mismo no lo hace, nadie lo va a hacer… y si lo hacen, ¡a mí no me van a llamar para hacerlo!

–¿Han competido con una amiga por un papel?

–Siempre, todos los días, es como ir de ‘jangueo’ –dice Melissa.

–En especial para cosas de cine y de comerciales –añade Jessica–. En teatro se hace poco 'casting', y si se hace, no me entero.

–¿Por qué están en el mundo del teatro? A ver, Melissa, ¿tú deseabas desde pequeña hacer esto?

–No, yo quería ser 'pinchera' –dice con una amplia sonrisa.

–¿'Pinchera'? ¿De verdad?

–¡Sí! Lo que yo quería hacer era vender 'pinchos'. Eso era lo que yo le decía a mi mamá… luego pasé por una etapa de querer ser agrónoma… hasta que la consejera de la escuela donde yo estaba, que era medio floja, me dijo ‘si no entras a la yupi, entra a Sagrado por Teatro’. Ya desde la escuela yo hacía mis informes de manera actuada, pero nunca pensé en ser actriz, hasta que entré a la universidad y me enamoré de la actuación, a primera vista, y se convirtió en una obsesión.

–¿Y tú, Jessica?

–De pequeña yo pasé por todas las profesiones como deseo… arquitecta, veterinaria, pero en un momento, siendo muy joven, dije, “quiero ser actriz de teatro”, sin haber pisado jamás un teatro, algo que hice mucho tiempo después. Creo que eso me llegó por ver programas como Ellas al mediodía, en el que veía a todas esas actrices…

Era la década de los 80 y se refiere a actrices como Ángela Meyer, Camille Carrión, Gladys Rodríguez, Marilyn Pupo, Claribel Medina, Sharon Riley, Margot Debén y Carmen Belén Richardson…

–Yo era muy pequeña y las admiraba mucho –añade–. Me empeñé en eso y aquí estoy.

–Mikephillippe se enteró de la convocatoria del ICP y de que querían obras “diferentes” –apunta Naíma Rodríguez, de Teatro Breve–. Nunca habíamos sometido para el ICP, pero ahora se logró esta oportunidad.

–Esta pieza ya la estaba escribiendo desde antes de la convocatoria del Festival del ICP y la íbamos a trabajar como lo hemos hecho siempre, por nuestra cuenta buscando los medios –dice Mikephillippe.

Y en eso surge esto… una convocatoria para piezas más pequeñas y experimentales, por razones de presupuesto fundamentalmente, por el recorte de fondos en el ICP. Todo lo que hay en escena en esta obra, además de las actrices, son dos sillas y las luces. A veces ocurre que en producciones así cerca del 50 por ciento del presupuesto se va en escenografía, utilería y vestuario. En este caso el énfasis es en la historia y en la actuación.

–Escribí esta obra para ellas –reitera Mikephillippe.

–Es un acto de amor –dice Melissa.

Sí, un acto de amor, de fe, de solidaridad, de esperanza.

Fotos de Luis R. Vidal

 

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