AUNQUE nació el Día Internacional del Chocolate, un 7 de julio, de pequeña no era muy amante a comerlo. De familia libanesa, en su casa era más común comer fruta que postre. Pero eso cambió radicalmente cuando conoció a Ignacio Cortés. Cuando se casaron fueron a vivir a República Dominicana -donde está la materia prima del chocolate de la familia Cortés y donde se dedicó a ser mamá de sus tres varones- y su esposo regresaba a casa a diario “impregnado del olor del chocolate”.
“Iba a casa a almorzar y volvía oliendo a chocolate, así que no me costó más remedio. Comencé a comer postres con él y ahora debo decir que me gusta mucho el chocolate ‘dark'. He aprendido a degustarlo y estoy muy entregada a esto. Esta es mi nueva pasión”, afirma Elaine Shehab, propietaria del popular ChocoBar de Casa Cortés, en la Calle San Francisco de Viejo San Juan.
Conocida también por formar parte de la boutique Shehab, que era propiedad de sus padres y a la que se integró desde que estaba soltera, Elaine se vive este espacio gastronómico en donde el chocolate es protagonista prácticamente sin descanso. Lo mismo le da la bienvenida a los turistas que llegan, que les da un ‘tour’ por el lugar o les lleva el plato a la mesa si es necesario.
“A mí me fascina la gente, yo necesito hablar con las personas y vendo por naturaleza, es algo que tengo por dentro. Veníamos hablando sobre la posibilidad de abrir un espacio dedicado al chocolate. Me estudié todos los conceptos de chocolate que encontraba en mi camino y me daba cuenta de que no tenían volumen. Quería un área dinámica, que tuviera movimiento y como yo no soy Cortés, quería traer algo mío a la mesa. De los conceptos que vi el que más me impresionó fue el de Max Brenner, porque integraba comida en su propuesta, sin embargo, no le ponía chocolate a la comida”, explica la empresaria, quien también se dedicó en su momento a proyectos de venta como Telo Wrap y Juliana’s Colecciones.
Para ella era importante dar a conocer lo que ha sido la tradición de la familia y su Chocolate Cortés durante las pasadas décadas. De la mano con esto, y mientras ella pensaba en la posibilidad de crear el ChocoBar, la marca se preparaba para la celebración de sus 70 años. Sin embargo, en lugar de hacer una gran fiesta decidieron compartir la colección de arte de los Cortés.
El ChocoBar está nominado en el concurso Best Restaurant in the Caribbean del USA Today y para el que se puede votar hasta este próximo lunes a través de www.10best.com/awards/travel/best-restaurant-in-the-caribbean/
“Ignacio es un artista frustrado, no dibuja ni pinta, pero es amante del arte. Se compartieron las obras en el Museo de Arte de Caguas y de ahí surgió Casa Cortés y la Fundación, con una galería para seguirlas exponiendo para la gente. En ese momento, no teníamos muy claro cómo sería el ChocoBar, así que lo fuimos trabajando poco a poco, pero sin dejar de unir nuestras dos pasiones: arte y chocolate. Nuestro chocolate es otra cosa y es parte de la cultura, no solo de Puerto Rico, sino del Caribe”, dice la empresaria, quien en su momento comenzó a estudiar pedagogía en Boston, hasta que descubrió que lo suyo eran los negocios.
En el camino -cuenta Elaine- convocó a varios chefs locales para que le presentaran algunas ideas de postres y platos para lo que sería el menú. Pero asegura se sintió un tanto decepcionada porque muchos “pensaban que su chocolate no daba la talla e hicieron pruebas con otro chocolate”.
“Wilo Benet me refirió entonces a este chef panameño que estaba en Madrid y quería mudarse a la Isla. Como mi hijo estaba estudiando allá, lo entrevistó y nos contó que lo dejó impresionado. Luego nosotros viajamos allá y le pedimos una prueba de canapés salados, porque no podíamos traer a un chef que solo hiciera postres. Lo contratamos hace cuatro años y el resto es historia. Ricardo De Obaldía es excelente, él es una pieza clave en todo esto. Hemos creado un gran equipo”, asegura.
En un proyecto en comunión, incluyeron en su menú platos que son muy populares, como el Grilled cheese con chocolate, la Ciabatta de pollo o los Huevos con chistorra y mangú, por mencionar algunos. Se trata de una propuesta variada que incluye desde sopas y aperitivos, hasta desayunos, sandwiches, platos principales y postres que de alguna manera incluyen el chocolate, aunque sea de una manera sutil.
Para ambientar el espacio, Elaine aprovechó la existencia de una serie de piezas -como los moldes originales del chocolate-, memorabilia -como las etiquetas que creaba el abuelo Cortés para la marca y que se ampliaron para vestir las paredes del local- y hasta los libritos de cuentos de la época que tienen su área designada.
“Era una manera de seguir contando la historia del chocolate. El ChocoBar es un espacio para que las familias compartan chocolate. Así ha sido y es tan bonito… Es parte de lo que la familia fomenta. A mí me encanta estar aquí. De hecho, para mi esposo ha sido un poco difícil porque durante los fines de semana hago ejercicios y corro hasta acá temprano, desayuno, regreso a casa, me cambio y vuelvo. Yo digo que soy la mejor ‘cheerleader’ de los Cortés porque ellos son más conservadores y hasta tímidos. Como veo lo que ellos hacen pues soy como su promotora”, dice Elaine riéndose, no sin antes destacar que frecuentemente llegan turistas que les dicen que prefieren comer allí a diario que en su hotel.
Casi tres años después de haber abierto el ChocoBar les ha ido muy bien, asegura, aunque no le extraña porque siempre confió en el proyecto y no le tiene miedo a los retos. En el camino, agrega, se le han acercado personas de diferentes partes del mundo para ofrecerle abrir este concepto en otros lugares. De hecho, al momento se encuentran nominados en el concurso Best Restaurant in the Caribbean del USA Today y para el que se puede votar hasta este próximo lunes a través de www.10best.com/awards/travel/best-restaurant-in-the-caribbean/.
“Eso quiere decir que algo estamos haciendo bien. Pero la realidad es que les he tenido que decir que no estoy lista para eso. Ahora sí vamos a tener que reinventarnos. Estamos en el proceso de estudiar si estamos listos o no para movernos fuera de Puerto Rico y cómo lo haríamos. Para mí es importante que salga, sería un orgullo hacer ese ‘crossover’”, señala.
Y termina: “a mí me faltan muchas cosas por hacer… Me apasiona lo que hago, esto es lo que le puedo dejar a mis hijos”.