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  • Foto del escritorMario Alegre-Barrios

Edgar Abraham ofrece recital de maestría


LUEGO DE HABER llevado su arte a salas como la del Carnegie Hall, en Nueva York, y tener en su resumé reconocimientos tan célebres como el del Grammy Latino, Edgar Abraham ha continuado alimentando la inquietud por la excelencia como parte de un proceso en el que ahora arriba a la culminación de sus estudios de maestría en ejecución de saxofón clásico, logro que celebra este sábado a partir de las 8 p.m. con su recital de graduación De lo clásico al huapango caribeño, en la Sala Junior Soto del Conservatorio de Música de Puerto Rico.

La pregunta es obvia: Con una trayectoria artística tan luminosa, ¿por qué estudiar ahora una maestría en saxofón clásico?

–Varias personas me han hecho esa misma pregunta, ¿por qué, si me dedico a mundo del jazz, hago una maestría como ésta, en saxofón clásico? Para elevar mi perfil como compositor –dice Edgar–. El repertorio clásico permite tener más información al momento de componer. Es otro nivel. Al elevar mi técnica, puedo acercarme mejor a la composición.

En esa misma línea de pensamiento, Edgar añade que tener contacto, por ejemplo, con las transcripciones para saxofón barítono de las suites de violonchelo solo de Bach es una manera ideal de acercarse al repertorio barroco, toda vez que el saxofón es un instrumento relativamente moderno, inventado en 1846 y cuyo repertorio clásico solo existe a través de transcripciones.

–Estoy trabajando en un concierto para saxofón y orquesta y reflexioné en cómo enriquecer aún más mi vocabulario como compositor –añade–. Con esta maestría. Los profesores me han dado aquí unas herramientas muy valiosas a través del estudio del piano clásico, del contrabajo, del repertorio de Schoenberg, en fin. Más información me permite “afinar mejor el lápiz” a la hora de componer y éste es realmente el propósito de esta maestría.

Luego de reconocer entre sus profesores clave en este proceso a maestros como Manuel Ceide, Wilfredo Corps, Rafael Enrique Irizarry y Jaime Bofil, entre otros, Edgar Abraham reconoce estar más nervioso para este recital que para el concierto que tuvo en Carnegie Hall hace justamente dos años.

–Es que es un desafío inmenso –afirma–. En tres piezas tocará a dúo con los maestros Daniela Santos, en el piano; José Alicea, en la percusión, y Héctor Miranda, en la guitarra, pero el resto soy yo solo, en un repertorio que no es para nada libre como el jazz, sino un repertorio clásico en el que uno tiene que tocar precisamente lo que está ahí, en la partitura, si no, se nota.

La entrada a este concierto es gratuita.

 

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