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Foto del escritorMario Alegre-Barrios

"De-generación 80", un viaje a la nostalgia


DESDE LOS AÑOS 80 para acá parecería que no ha pasado mucho tiempo, pero sí: los niños de esa década ya son padres y, sus padres, abuelos. En el camino llegaron el internet, los teléfonos celulares, los “e-books”, Facebook, WhatsApp y Netflix y se fueron las cartas manuscritas, los teléfonos públicos, los casetes, los tocadiscos de elepés –que regresan– los “asaltos” navideños y las conversaciones cara a cara.

Muchas cosas más llegaron y otras tantas desaparecieron en las últimas tres décadas.

Esas cosas y varias más han arribado desde entonces y otras tantas han desaparecido, cambios que cada vez ocurren a un ritmo más acelerado, sin tiempo apenas para acostumbrarnos a la innovación y para extrañar las ausencias, salvo cuando nos detenemos a recordar y es entonces cuando la nostalgia se sienta con un suspiro a nuestro lado.

Precisamente eso –un suspiro de nostalgia– es la intención detrás de la puesta en escena de De-Generación 80 -de Alexis Sebastián Méndez- que desde mañana a las 9 de la noche se presenta en el Teatro Braulio Castillo de Bayamón, en una coproducción de Raymond Gerena y Ulises Rodríguez, con un elenco integrado por Tita Guerrero, Luisa de los Ríos, Gerardo Ortiz, el propio Raymond Gerena y Albert Rodríguez, quien también es el responsable de la dirección.

La idea de reponer esta obra –que a mediados de la década pasada estuvo en cartelera por dos años y medio consecutivos en el desaparecido Teatro Georgetti– nació a raíz de la colaboración de Raymond junto a Suzette Bacó en el programa de televisión La Noche Encima, en los pasos de comedia de “Los ochentosos”, escritos y dirigidos por Alexis Sebastián.

–Alexis me sugirió entonces volver a montar De-Generación 80 y eso se me quedó dando vueltas en la cabeza y ahora, cuando estaba buscando una pieza para montar, recordé su propuesta –dice Raymond, poco antes de que nos quedásemos a oscuras cuando iba a comenzar el ensayo del pasado lunes–. Se lo comenté a Ulises y le metimos mano.

Del elenco original, repiten Tita y Gerardo –el matrimonio rockero–, en franco antagonismo a través de su “hijo” Raymond, enamorado de la juvenil Luisa de los Ríos, con la “cocolería” de la familia de ésta.

–Para mí es maravilloso interpretar al “hijo” de Tita y Gerardo… ¡ellos son mis padres en este elenco excepcional! –celebra Raymond.

–¡Bah!, la magia del teatro –dice Gerardo–. En el caso de Tita y mío, que estuvimos en la puesta en escena del 2005, ha sido una fiesta regresar. En aquel entonces estaba surgiendo YouTube, Facebook… no eran para nada lo que son ahora. Y por eso, ver en escena aquellos momentos de los ochenta no era tan accesible como hoy a través de estos adelantos tecnológicos. Fue muy interesante y de ahí gran parte del éxito que se tuvo. Hay tantas cosas en esto… nuestras clases de cuarto año, nuestra música, sin duda no hay mejor música que la de los ochenta.

–Las clases graduadas en los ochenta hacían sus reencuentros en el teatro, para ver la obra –apunta Tita–. Y venían con sus hijos, y estos escuchaban hablar de los elepés con música por ambos lados, algo que estos jóvenes no se explican… y piensan que cómo es posible que nosotros hubiésemos podido vivir de esa manera tan “primitiva”.

-Y la moda… uno se “jayaba”… Ahora uno ve eso y piensa, “¡diablo!, y nos poníamos eso para salir a la calle” –agrega Gerardo–. Muchos parlamentos apenas han cambiado y por eso Tita y yo no hemos tenido que hacer ajustes. Hay tanta nostalgia en esto... los comerciales, con sus “jingles” que permanecen en el recuerdo. Y las telenovelas… Tanairí, Coralito, Rojo Verano, Laura Guzmán, culpable

–Los personajes no paren más, son ochentosos y punto –dice Tita.

–Esta es una reinterpretación de una obra muy exitosa y para mí, como su director en esta ocasión, era muy importante recrear visualmente lo que fue esa época –explica Albert–. Mucho colorido… para mí los ochenta eran mucho color. Se trata de hacer un espectáculo nostálgico pero que la gente se ría y salga feliz del teatro.

–Yo era una nena cuando vine a ver la obra la década pasada –dice Luisa–. Y lo que recuerdo muy bien es que yo me la canté completa. Fue un viaje muy placentero a mis recuerdos de esos años y tengo la certeza de que el público va a disfrutar un montón. Es trillado el refrán de que recordar es vivir, pero en este caso es más cierto que nunca.

Además, el proceso de ensayos ha sido una fiesta para todos ellos.

-Hemos conversado eso, de lo mucho que hemos disfrutado todo este proceso de montaje… el grupo es exquisito –añade Luisa–. Somos buenos amigos, sin dobleces ni máscaras, y es un privilegio inmenso trabajar con colegas así. Cada línea del libreto nos lleva a nuestras respectivas vivencias en esos años y eso nos sirve de guía.

–El público tendrá el tradicional “party” de marquesina en el vestíbulo del teatro después de la función –finaliza Raymond–. Tendremos un “disc jockey” tocando música de los 80, además de contar con “cash bar”. Exhortamos a todas las clases de los 80 a que armen su grupo de excompañeros de clases y pasen una noche de “jangueo” con nosotros.

Para información y boletos: (787) 710-5540.

 

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