
Tony Chiroldes y la vida como un juego perpetuo
SI ALGO PARECE ser perenne en Tony Chiroldes es la sonrisa, tanto que ni siquiera cuando el gesto no está deja de adivinársele en la mirada, como parte de ese juego perpetuo –a menudo luminoso, a veces sombrío– que es la vida. Luego de veintitrés años nos volvimos a ver hace apenas unas semanas. En un lapso así cambian muchas cosas en una persona, pero no la sonrisa. Al menos no la de Tony quien, de visita el mes pasado a Puerto Rico, regresó con la misma que tenía cuando lo