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De Cantera para el mundo, con el grafiti como cauce

  • Foto del escritor: Mario Alegre-Barrios
    Mario Alegre-Barrios
  • hace 2 horas
  • 6 Min. de lectura

El artista boricua Sandro Figueroa -SEN2- (aquí junto al presidente Bill Clinton, quien ha adquirido dos de sus obras), es el autor del nuevo mural en la Facultad de Administración de Empresas de la UPR-RP.
El artista boricua Sandro Figueroa -SEN2- (aquí junto al presidente Bill Clinton, quien ha adquirido dos de sus obras), es el autor del nuevo mural en la Facultad de Administración de Empresas de la UPR-RP.

EL NUEVO MURAL que desde la semana pasada vive en una de las paredes del edificio Juan José Osuna —en la Facultad de Administración de Empresas de nuestro recinto— tiene una historia que comenzó mucho antes, hace medio siglo quizá, cuando su autor no tenía la menor idea de que el arte sería su vida y antes también de emigrar al Bronx con su familia el año previo al paso del huracán Hugo por Puerto Rico en 1989, pero dejando en su barrio de Cantera memorias que nunca lo han abandonado.


Bautizado por sus padres como Sandro Luis —Figueroa por parte de padre, García por parte de madre— este artista se forjó como “bombardero” en los trenes de Nueva York, grafiteando con aerosol y la adrenalina a tope, en fuga perpetúa de la policía de esa ciudad, luego de haber desarrollado esa pasión de la mano de colegas que —durante la adolescencia— le enseñaron el oficio en Puerto Rico.


—Todos los veranos que tenía tiempo iba a Nueva York al Bronx, con mi abuela o mis tíos y ahí veía los graffitis del subway y en las estaciones —dice quien firma sus obras como “SEN2”, un hombre robusto y moreno de 56 años, con barba canosa y tatuajes en brazos y piernas—. Desde niño me gustaba dibujar en mis escuelas, como la Ramos Antonini y la Albert Einstein. Pero, cuando fui al Bronx, vi el grafiti, me dijeron que era ilegal. Entonces, cuando regresé a Puerto Rico, me compré unos sprays en Barrio Obrero, en una ferretería que se llama El Cometa y pintaba los cuartos a los amigos míos. Era arte figurativo y hacía lo que me daban. Me daban caras, yo dibujaba caras; me daban paisajes, yo dibujaba paisajes. Pero a la vez que fui conociendo el lenguaje del graffiti y de ahí fui evolucionando.


Sandro asevera que nunca tomó una clase formal de arte, sino que aprendió preguntando a quiénes más sabían, artistas que ya tenían un nombre en el graffiti en Puerto Rico.


—Nunca tuve una educación formal en el arte —dice—. Apenas terminé cuarto año y mi madre no tenía el dinero para pagarme una escuela de arte. Pero aprendí poco a poco de la calle y empecé a preguntarle a colegas míos que ya estaban en las galerías, cómo se hacía. Y ahí vino lo del nombre para firmar y darme a conocer. Después de muchas pruebas, me quedé con “SEN2”, “S” por Sandro, “E” porque sabía que, cuando tuviese un hijo, lo llamaría Ernesto, “N”, solo porque me gusta, y “2” porque yo decía que iba a tener dos hijos… pero me equivoqué, porque ya tengo cuatro.


A los 19 años —en 1988— Sandro se mudó definitivamente a Nueva York, balbuceando apenas el inglés, y comenzó a trabajar con una compañía que hacía trabajos de murales para Coca-Cola, Chivas Regal, Jennifer López, Robert De Niro y varios artistas más, mientras aprendía todo sobre el grafiti y su clandestinidad.


—Lo que quería hacer era ir por ahí en las noches, luego de mi trabajo, “bombardeando” (grafiteando) en las calles, pintando trenes y corriendo de la policía. Varias veces me arrestaron, pero salía y seguía haciéndolo, como es la norma, hasta que un día dije, no puedo hacerlo más porque yo tengo familia y puedo evolucionar haciendo graffiti. También sabía que ya no quería seguir trabajando para una compañía, sino hacer arte contemporáneo. Renuncié y empecé a viajar con el dinero que había ahorrado. El primer viaje mío fue a México en el 1999. Después me fui a París, después me fui a Alemania.


Sandro pronto aprendió como se juega el juego en el mundo del arte comercial y las galerías, y empezó a pintar en tela y papel, para darse a conocer en ese mundo algo elitista de los coleccionistas.


—Empecé a hacer cuadros abstractos que ahora los miro y me río —dice con una amplia sonrisa—. Entonces me gustaba Andy Warhol y empecé a hacer cuadros dominados por ojos y labios con una onda grafitera, en honor a mi madre, quien para ir al supermercado a cinco minutos de la casa, se maquillaba los ojos y se pintaba los labios. Yo le decía, mami ¿para qué? Ella me miraba y me decía, ¿y si en el camino conozco a alguien y un día me caso y te consigo un padrastro? Nos reíamos muchísimo. Y por eso pintaba eso, con muchos colores, porque soy de Puerto Rico, soy del Caribe. Y a los coleccionistas les empezó a interesar y yo empecé a vender cuadros a $500 y $400, pero no muchos y los primeros tres años fueron bien difíciles. Yo lloraba en mi estudio porque a veces no vendía nada. Tenía familia y tenía que dar mi arte bien barato, hasta que me comenzó a ir mejor.


En ocasiones Sandro retornaba a Puerto Rico a hace grafitis y murales, para darse a conocer como artista boricua, pero no lo aceptaban y nunca lo llamaban.


—Pero, gracias a Dios, afuera y progresé… y gracias a Dios que Marrero me conoce desde niño.


Se refiere al doctor Rafael Marrero, decano de la Facultad de Administración de Empresas y quien gestó la idea del mural en la planta baja del edificio Juan José Osuna.


—Yo estaba buscando tener este mural desde el 2023, a raíz de que se nos señalaba que la parte estética de la Facultad tenía que ser atendida —explica el doctor Marrero—. Y yo siempre he deseado darle personalidad a uno de los "Cuatro Grandes", los cuatro edificios que juntos, en plan de dos parejas de gemelos, albergan las facultades de Ciencias Sociales y Administración de Empresas. A Sandro lo conozco de Cantera, bien humilde él, y que se ha convertido, en un grafitero famoso, con proyectos en Alemania, Italia, Francia y Estados Unidos. Entonces yo le dije que teníamos una pared para una propuesta de él y me envió tres. Se aprobó una de ellas y, de entrada, me dijo, mira yo no te voy a cobrar porque tú fuiste uno de los que me salvó en Cantera, pero como había un viaje de por medio y necesitaba tener un ayudante, me dijo mira, pongan los materiales y dos mil dólares. Hablé con un miembro de la Junta de Asesores Externos, que fue alumno nuestro, y él va a aportar esa cantidad como un donativo.


El doctor Marrero se refiere a Antonio Díaz Agosto, quien fue alumno de FAE. Graduado de Mercadeo, fue presidente del Consejo de Estudiantes de la Facultad, en el 2015-2016, y es miembro de la Junta de Asesores Externos, mientras trabaja para el gobierno federal en Washington, DC.


—También todo mi agradecimiento a nuestra rectora, la doctora Angélica Varela, porque este proyecto nació con ella y su iniciativa de murales para diversos espacios de muestro recinto —asevera el doctor Marrero—. Asimismo, a la arquitecta Mayra Jiménez por todo su apoyo.


Sandro añade que Marrero le dijo, “mira, quiero que hagas un mural”.


—Y yo dije, claro. Yo me acuerdo de que mi mamá me traía a Río Piedras a las tiendas y pasábamos frente a la universidad —comenta Sandro con nostalgia—. Y le decía, esa universidad tiene que ser increíble. Yo solo le pedí a cambio a Marrero por el mural que me llevara a ver “El Velorio” (la obra más célebre de Francisco Oller y que es parte de la colección del Museo de Historia, Arte y Antropología de la UPR-RP).


El flamante mural en FAE se titula “Mecanismo” y se añade a la vastísima cantidad de espacios y colecciones que cuentan con obras de SEN2, entre ellos Flushing Meadows, en Nueva York, donde anualmente se disputa el Torneo Abierto de Estados Unidos (uno de los cuatro Grand Slams en el mundo), y la residencia del presidente Bill Clinton, quien ya ha comprado a Sandro tres obras.


Asimismo, Sandro hizo una colaboración con el equipo de fútbol del Real Madrid para el diseño de sus camisetas y su autobús, otra con la línea de cruceros Royal Caribbean para doce cuadros en un nuevo navío y para cuatro murales en DisneyWorld.


—Mi madre siempre me dijo que fuera disciplinado y siguiera mis sueños y es lo que he hecho. Aprendí a pelear. Tuve muchas peleas en las calles de New York, Me dieron, yo di. En los trenes íbamos tres tipos de marginales: los que se drogaban, nosotros y los que nos querían robar los sprays y el dinero. Y si tú no aprendías a pelear, te jodían. Me puse a hacer ejercicio y yo nunca he fumado ni bebido. Y como yo nací en Puerto Rico, pues era puño va y puño viene, nunca pa tras.


Todas las cosas son ellas y sus circunstancias, las de su pasado y las de su presente. No es la excepción el nuevo mural de FAE, de SEN2 —de Sandro—, un artista de Cantera que ha hecho del arte su cauce y su barca, su manera de estar vivo y de explicar el mundo.

© 2016 Esto es el agua... / Creado por www.marka2pr.com

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