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  • Foto del escritorMario Alegre-Barrios

'A Cántaros', ocho historias mínimas al aire libre


UN CÁNTARO. Un cántaro –de barro, como todo los cántaros verdaderos– de no más de dos pulgadas de altura, es el pie forzado –el objeto en común– del espectáculo A Cántaros: Sobre la Mesa 13, que se presenta este viernes, sábado y domingo a partir de las 8 de la noche en la Plazoleta Norte del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré, como parte del Programa de Residencias Artísticas, en una producción de Y no había luz, Inc. y el Colectivo Sobre la Mesa, con la participación de Sugeily Rodríguez, Julio Morales, Mary Anne Hopgood, Nami Helfeld, Carlos Torres, Jorge Díaz, Yari Helfeld, Francisco Iglesias y Deborah Hunt.

De esta manera, el objeto encontrado por Deborah Hunt en un anaquel de una de las tiendas Capri en el 2007 –una minúscula mesa de madera– sigue pariendo ideas, abonando afectos y sorprendiendo conciencias, como explicase en marzo pasado en el marco de la exposición Inapropiado: una retrospectiva de los títeres de Sobre la Mesa, que se llevó a cabo en la galería santurcina El Lobi.

“Aquel día, en el 2007, buscaba en Capri de Río Piedras unos elásticos para un taller que estaba dando en Yerba Bruja, cuando vi esa mesita”, explicó Deborah en aquella ocasión. “Un peso costaba y dije ‘¿cómo es posible?’. Compré una para cada persona del taller y les dije ‘qué tal si cada cual hace una obra breve en pequeño formato para contar una historia de no más de cinco minutos, con esa mesa como punto de partida’. Cada quien lo hizo y creamos un pequeño laberinto dentro de Yerba Bruja, con telas dividiendo los espacios en los que se presentaba cada obra. En cada uno cabían no más de cinco espectadores que iban de estación en estación, viendo cada obra. Cuando tuve que cerrar Yerba Bruja, en el 2011, hicimos los siguientes montajes en Y No Había Luz y en la Sala Experimental del Centro de Bellas Artes. En cada edición alguien ofrece un nuevo objeto como pie forzado y a partir de eso se construyen los títeres".

Ahora, es alrededor de un minúsculo cántaro de barro que se tejen ocho historias mínimas para un público adulto, cada una en la vastedad del microcosmos de una carpa, con títeres en pequeño formato, en el que sus creadores cuentan una pequeña historia de 6 minutos de duración para grupos de diez personas que se van moviendo de carpa en carpa hasta ver la totalidad.

-A partir de este nuevo objeto –el cántaro– todos los miembros del colectivo han creado títeres e historias nuevas -dice Julio Morales, miembro del grupo y también del colectivo Y No Había Luz.

–El objeto se escoge de una manera bastante intuitiva –explica Yari–. De momento alguien de nosotros ve un objeto que le llama la atención, que le habla. Lo compra y lo presenta al grupo en la siguiente reunión. A veces pasa que hay objetos que no se escogen simplemente porque no entusiasma lo suficiente a todos miembros del grupo. En esta ocasión, Jorge trajo los cántaros y todos estuvimos de acuerdo. Cada cual cogió el suyo y a crear. El objeto no llega a nosotros con un significado específico, sino que cada cual le da el propio.

–En esta ocasión nos salimos de los laberintos y los espacios cerrados, con un montaje al aire libre –dice Julio–. Esos espacios cerrados estaban divididos por telas, como un laberinto con pequeños cuartos en el que cada titiritero presentaba su pieza. Al ser en exteriores en esta ocasión, tuvimos que pensar el espectáculo de otra manera y sentimos que hay una evolución muy palpable porque podemos llevar la propuesta a cualquier parte.

–Desde la primera edición han pasado ya muchos años y Sobre la Mesa ha sido un laboratorio en el que hemos reforzado nuestro quehacer como titiriteros, como artistas –señala Yari–. La evolución no se ve necesariamente en el contenido, porque desde el principio éste ha sido muy bueno, pero si en cómo vamos sintiendo el misterio que esto es. Como no sabemos para dónde va ni qué va a pasar, ahora navegamos eso de manera más confiada. Siempre nos hemos retado a descubrir, a hacer cosas distintas y esta experiencia nos dice que cada vez el trabajo es más completo, más orgánico… no solo con los títeres, sino también con la dramaturgia de las historias.

Uno de los grades encantos de este proyecto es que Sobre la Mesa en un lugar de encuentro –de un genuino y afectuoso encuentro- de tanta gente linda que trabaja incansablemente de diversas maneras, de tantas personas queridas que han evolucionado por cauces diversos y siempre se encuentran en Sobre la Mesa para verse mutuamente, para revisitarse, para reencontrarse, para quererse… Y esto conmueve y da esperanza.

–Hemos creado un pueblo, ya no un laberinto que suele tener una carga negativa de angustia y opresión –dice Deborah–. Nos arropa un sentido de colaboración muy estimulante. No hay otro espacio para todos nosotros con este reto titeril. Es un pueblo de colaboradores… el desafío siempre está ahí y una de las cosas que más disfruto es cuando veo lo que crearon los demás compañeros.

El cupo por noche es solo de 80 personas, así que compre su boleto de antemano llamando a los teléfonos, (787) 625-2610 / 2613.

 

Fotos: 1 - "Dafne", de Yari Helfed; 2 - arte para el evento; 3 - Yari Helfed, Deborah Hunt y Julio Morales; 4 - Mónica Alejandra López, Vladimir Alvira y Pedro Iván Bonilla

 

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