¿DE QUÉ HABLAN las mujeres cuando a solas hablan con ellas mismas? ¿De qué hablan las mujeres cuando hablan solo entre amigas? ¿Por qué algunas hablan siempre como si todo en la vida fuese como un cuento de hadas?
Preguntas como éstas -y varias más- tienen respuesta en lo que desde hace tres años conversan Lucienne Hernández, Isel Rodríguez, Marisé Álvarez y Lourdes Quiñones cada vez que salen a ‘janguear’ como las "Jevas" cuyas noches llegan ya a su sexta edición a casa llena en el Teatro Shorty Castro -antes El Josco- en Santurce, donde hace poco conversamos, en la antesala de un ensayo del espectáculo nacido a la sombra de Teatro Breve, compañía madre del cuarteto de actrices.
Fruto de las inquietudes del sector femenino de este grupo por conversar -entre ellas y con el público- de muchas de las cosas que solo suceden en esa parte del universo vedado a los hombres- Noches de Jevas nació hace alrededor de tres años, poco después de que Lucienne debutase como madre y -junto con sus amigas- comenzase a sentir que era tiempo ya de que en Teatro Breve se hiciese algo distanciado del discurso “de machos”.
-Acababa yo de tener una hija y ya Lourdes e Isel tenían hijos -recuerda Lucienne-. Empiezo a tener entonces contacto con ese mundo, conversamos y nos damos cuenta de que teníamos necesidad de escribir de mujeres y para mujeres, manteniendo el mismo formato de Teatro Breve, pero con una perspectiva ultrafemenina.
Como espectador de su Noche de Jevas V hace unos meses, les comento que si por algo se distingue su espectáculo, además de por su humor punzante, es por la agudeza de su crítica social.
La cara de ellas es de “y a este señor ¿qué le pasa?, ¿qué se fumó?”. Isel es la primera que reacciona y es generosa.
-Bueno, sí… quizás eso está ahí porque una es mujer, pero en realidad el punto es hacer reír -dice con cortesía.
-Por ejemplo, eso de las 'housewives', lo estaba pensando hoy mismo... de pronto alguien también me comentó algo así, ‘wow, esta crítica’, en la escuela de mi hija -interviene Lucienne-. En verdad nunca tuvo esa intención, nunca nos sentamos y dijimos “vamos a hacer esta crítica de esta clase social”.
-Esa nunca fue la intención -reitera Isel-. Lo único que pensamos fue “¿qué es lo que nos da gracia?”. Así… y lo que hacemos es porque nos da gracia.
-Y también yo vivo Miramar y en ese tiempo yo estaba mucho rato ‘dando teta’, en una casa al lado del parque donde escuchaba todo el tiempo a estas mujeres hablar, desde que llegaban hasta que se iban -dice Lucienne.
-Entiendo que la gente lo pueda percibir como una crítica social -apunta Lucienne-, pero en verdad es algo bien loco porque, como te digo, yo vivo en Miramar, 'jangueo' en ese parque, también me pongo ropa de ejercicio para llevar a mi hija, voy a Mall of San Juan… en realidad nos estamos riendo de nosotras… hay muchas cosas que hacemos, igual que ellas.
-Y también hay unos puntos de vista que ya vienen con uno -dice Isel-. Cosas de cómo uno ve el mundo. Uno no se está proponiendo hacer eso (la crítica social) pero como tú eres la que está creando el chiste y ya uno viene con esa visión del mundo, quizá con esa conciencia social que ya viene contigo, pero no se está haciendo con ese propósito, aunque salga así.
-Es lo mismo que 'Guanina' -dice Lucienne en alusión a uno de los personajes que ella hace- que así empezó, que no era para eso, pero que ya hay una expectativa de “vamos a ver con qué vienen estas mujeres a tirarle a…”, ¿entiendes? Jugamos con eso, claro, ya no es como en el primer show, que no teníamos idea si esto iba a ser bien recibido o no, si a la gente le iba a dar tanta risa lo que a nosotras sí nos daba mucha. El teatro es un espejo, nos queremos ver, y hay una clase social que no se veía en el teatro. Te lo digo porque ‘ellas’ vienen, son nuestro público. Vienen a verse, a reconocerse y a reírse de ellas mismas, claro. La crítica antes estaba muy en las ‘yales”, tú sabes, en otra clase social.
-¿Alguien de ese grupo social se ha quejado a ustedes por verse retratado a veces de manera demasiado fiel?
-Tanto como quejas no, pero sí me han dicho “esto lo hiciste por mí, ¿verdad?” -dice Lucienne-. Eso nos pasa a cada rato y yo les digo, “si, por ti, por mí, por todas”.
-Hay de todo -apunta Isel-. Hay personas que sienten que sí son ellas, pero también hay otras que, aunque lo son, no se reconocen y piensan que nos referimos a otras, y nos felicitan y nos dan las gracias por presentar a esa “otra” gente “superficial”. Tengo un familiar que habla precisamente como uno de esos personajes y me dijo, ¡con esa misma voz!: “Yyyo rekuerdo kuando yyo hablava azi”, como en el pasado, porque ella no se escucha a sí misma hablando así, pero habla así, todavía. Y ese acento lo copié de ella.
-¿Cómo hacen para que cada noche lo que sucede en el escenario se sienta fresco?
-Como decía mi madre, cuando encuentras el trabajo que te encanta deja de ser trabajo -dice Marisé-. Muchas veces nos pasa que todas hacemos veinte cosas a la vez, algunas tienen hijas y llegamos aquí exhaustas y de momento esto se convierte en la diversión mayor del día. Es nuestro desahogo, nuestra terapia. A mí me funciona así. Me ahorro mucho en sicólogos porque tengo este trabajo. Podemos decir lo que nos da la gana y tenemos esa libertad. Claro que a veces estamos cansadas, pero las risas nuestras en escena siempre son genuinas.
El juego entre ellas es fundamental para que esa incandescencia no vacile y que el público siempre la reciba como lo espontánea que es. Esa es la consigna, el juego, reírse de ellas mismas, pasarla bien… al acabar cada función siempre hay una gran euforia entre ellas.
-Aunque esto es un trabajo, todo se da de una manera muy orgánica -dice Lucienne-. Nosotras nos sentamos y de la nada dijimos, “ok, vamos a hacer el show de 'Jevas' seis, ¿de qué va?, ¿vamos a hacer las 'housewives'? si, claro las tenemos que hacer…”. Cada vez que planeamos un 'show' es un canvas en blanco y a divertirse. Siempre estamos locas por empezar.
-Sus personalidades… ¿quién es la más loca de las cuatro?
-Nos complementamos bastante bien… no es la misma locura -asevera Marisé-. Son locuras distintas, vivencias distintas personalidades distintas, eso es lo que complementa el trabajo. Somos locas, intensas y fuertes todas. Algo bien lindo es trabajar los egos, porque las decisiones siempre son en pro del 'show' completo. Ahora, por ejemplo, teníamos muchos nervios con un ‘sketch’ nuevo. Es la sexta edición y ya veníamos trabajando una fórmula que funciona. Cuando la cambiamos para retarnos, los nervios son totales y cuando funciona es como que ¡wow!
Lourdes es la última que llega. No ha hablado.
-¿Y tú eres la tímida del grupo? -le pregunto.
-Para nada… creo que soy la enajenada del grupo -responde.
-Ella estudia medicina naturopática -explica Marisé. Lourdes es la más ocupada de nosotras.
-En este ‘show’ las ‘houses’ están de proyecto, de proyecto de los planetas -dice Lucienne, en alusión a una feria científica escolar-. Y como siempre, con un final espectacular. Que nadie permita el ‘spoiler' que le revele quién es el invitado.
-El ‘show’ siempre termina bien arriba, pero esta vez está fuera de liga -asevera Lourdes.
-Para este 'show', Noche de Jevas seis, me he preocupado mucho cuando escribí mi 'stand-up' -comenta Marisé-. De cómo hablo de estas cosas que no se hablan nunca, de las cosas “de las nenas”, crudas, pero siempre estoy pensando cómo “los nenes” pueden identificarse con algo y pueden disfrutarlo. Esto se ha traducido al 'show' completo y, en este en particular, apela mucho a los caballeros también. Ha habido este grupo de amigas que han venido en ‘bonche', solas, y regresan con los esposos o los compañeros. Me da mucho gusto que esto esté sucediendo.
-Creo que también hay mucha curiosidad de parte de los hombres -comenta Lucienne-. Venir aquí, y hasta a Luis, mi esposo, le pasa, es como colarse en este ‘Girls’ Night Out’. Me encanta ver la reacción, tanto de las mujeres como de los hombres, ellas muertas de la risa y ellos con cara de “¡vaya, esto es así, de esto es de lo que ellas hablan!”.
-Este 'show' tiene una misión muy educativa -asevera Isel con una sonrisa.
-Hay cosas que les choca a los caballeros -dice Lourdes-. Hablaba con un muchacho y me di cuenta de que a veces los hombres se sienten en una posición incómoda al saber algunos detalles y escuchar cómo las mujeres hablamos abiertamente de algunas cosas. A ratos piensan “chevere, qué bueno que me entero, son cosas que no sé, pero al mismo tiempo como que no quisiera saber".
-El proyecto de las 'Jevas' nos ha retado a todas profesionalmente -afirma Marisé-. Nos ha desafiado quizá a hacer más de lo que hacíamos con el colectivo. Todas hemos crecido como actrices, escritoras, productoras.
-¿Como manejan esta fama que Teatro Breve y las "Jevas" han traído a sus vidas?
-Yo soy la infiltrada, vivo en Miramar y sí, a veces en la calle las personas me reconocen y me preguntan -dice Lucienne.
-Yo cambio mucho de pelo y a veces la gente no sabe que hago algunos personajes -comenta Isel. Precisamente anoche, después del ‘show’, estaba en el ‘lobby’ y alguien del público me dijo “tú te pareces un montón a una de las actrices”.
-Debo decir que a mí me encanta que la gente nos reconozca por un proyecto de teatro -añade Lucienne-. Tengo casi 43 años y lo que sabían de mí era por la televisión. Sentir que un proyecto independiente, de autogestión, ha dejado tanta huella en la gente es estupendo. De momento uno sale, viaja y en el aeropuerto, en Vieques, en Culebra, ‘you name it’, les tiene que haber pasado, uno se va de 'wikén' al 'carajete viejo' y de momento siempre hay alguien que te reconoce y te pide un 'selfie', una foto. Y te dice “¡ah, de las 'Jevas'!”, es brutal. Hemos conectado con la gente.
-No hace falta estar en televisión para que la gente reconozca proyectos como este -añade Lourdes.
-¿Hacemos fotos? -les pregunto para terminar.
Me fulminan con mirada de “¿en serio?, ¿qué le pasa a éste?”. Y les sale lo religioso.
-¡Ay virgen! yo no vine preparada para foto -argumenta Lucienne.
-Yo tampoco -secunda Isel. ¡Mira qué cara!
Lourdes solo se ríe.
-Que Vane te envíe unas fotitos más lindas -resuelve Marisé con un tono y una mirada que no admiten negociación.
Con las "Jevas" no se discute.