HAY MUCHO DE mágico en el hogar de Y No Había Luz… bastante de nostalgia, de tiempo detenido, de pasión, de arte, de amor. Lugar poblado no solo por los artistas y titiriteros del colectivo, sino también por las decenas de personajes que han creado a lo largo de once años desde su fundación, entre sus paredes gravita una extraña e inspiradora energía que parece crear un universo paralelo en el que cualquier cosa es posible.
Eso percibo cada vez que los visito, como ayer por la tarde, para conversar sobre la reposición de El retablo de Maese Pedro, de Manuel de Falla, pieza que fue presentada por Y No Había Luz en marzo pasado junto a la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico –en el marco del Festival Casals– como una comisión de la Corporación de las Artes Musicales y por invitación del maestro Maximiano Valdés.
Esta obra –que rinde tributo a Don Quijote de La Mancha y a su autor en el aniversario 400 de su muerte– revive en dos funciones gratuitas para todo el público en el pabellón del Parque Luis Muñoz Marín, en Hato Rey, este jueves y el viernes a las 4 p.m., en un proyecto auspiciado por el Departamento de Cultura de San Juan.
En estas presentaciones participan Yari y Nami Helfed, Julio Morales, Yussef Soto, Pedro Iván Bonilla, Francisco Iglesias, Carlos José “Gadul” Torres y Vladimir Alvira, con Aníbal Vidal en la música, Rhett Lee García en servicios técnicos y Mónica Alejandra López como asistente de producción.
–Invitamos a la Sinfónica para que estuviera con nosotros, pero no pudo por compromisos previos –dice Yari–. Esta es una reposición de la parte teatral, con música grabada… en esta ocasión tenemos un poco más de libertad. Nos dimos a la tarea de crear un prólogo y un cierre, para hacer énfasis desde lo que es Y No Había Luz, los titiriteros… y articular un juego para seducir al público para quien la ópera y lo que se dice en ella no es muy fácil de entender de primera y de segunda intención. Nos inspiró muchísmo trabajar con la Sinfónica y nos encantaría seguir colaborando con la orquesta.
Yari añade que en esta ocasión se enfatiza aun más en los títeres. Antes de cada función van a recorrer el parque un poco como juglares, invitando al público –especialmente a los niños– a que se acerque, como se hace en el teatro callejero y simular un poco lo que ellos intuyen era lo que hacía el Maese Pedro.
–Lo que hicimos en marzo con la Sinfónica en el Festival Casals fue tremenda experiencia y estamos sumamente agradecidos por esa oportunidad, en la que de alguna forma nos pusimos “una chaqueta” por el marco en el que se dio esa presentación –dice Gandul.
–Además, en marzo pasado la atención del público y el protagonismo en el escenario estaban divididos, entre la orquesta, los cantantes y nosotros, los titiriteros –dice Nami–. La música es el pie forzado y el texto no se puede cambiar… la interpretación viene más por las imágenes que creamos con los títeres… y, en ese caso, en el prólogo en el que se trata de explicar muy brevemente de qué se trata la obra para que todos en el público la comprendan y la disfruten mejor.
–Y esto fue lo que nos hizo falta en aquella función en el teatro de la yupi, ponerle nuestra voz, porque ya tiene nuestra estética, nuestros personajes, pero le faltó esto que haremos ahora, la voz de Y No Había Luz al texto que se escribió hace 400 años –añade Gandul–. Hay muchos subtextos en el texto y en esta ocasión hemos podido revisitarlos, analizarlos y transmutarlos con nuestra interpretación.
–Ahora podemos hacer, con imágenes, comentarios o apuntes tangenciales a lo que está ocurriendo como parte de la trama –dice Nami.
Bien se dice que no es el cuento sino quien lo hace, y en marzo estaban haciendo El retablo de Maese Pedro entre Y No Había Luz, la Sinfónica y los cantantes… ahora el cuento solamente lo cuenta Y No Había Luz y eso les da a sus miembros más libertad.
–Ahora será al aire libre y eso nos da otras libertades más afines a lo que somos –comenta Julio–. Hemos tenido entre nosotros un proceso de reflexión y eso no es posible hacerlo con los miembros de una orquesta, porque ellos tienen la responsabilidad de seguir la partitura al pie de la letra. A nosotros siempre nos gusta romper un poco con los esquemas, con la tradición…. Por eso no acostumbramos montar clásicos y ese fue uno de los grandes retos con la Sinfónica, montar éste… Ahora tenemos cierta libertad para darle tratamientos distintos a ciertos temas…
–Como el tema de la mujer –señala Yari–. Solo hay un personaje femenino en toda la obra y se convierte en “botín de guerra” de la trama. En el montaje con la Sinfónica fuimos muy fieles a lo que el texto dice que debe pasar con ella, pero ahora no queremos reforzar estereotipos de aquella época. Le hemos dado la vuelta a ciertas cosas así para ofrecer una visión más atemperada, sin cambiar la esencia de la obra.
–En aquel momento la doctora Luce López Baralt explicó que Maese Pedro era un escritor contemporáneo de Miguel de Cervantes, siempre en pugna, y esta obra presenta lo que Cervantes pensaba de Maese y, a propósito, está “mal” escrita, con personajes misóginos, racistas… y el Quijote –Cervantes– llega a romper con eso. Esto es difícil de comprender a primera vista en una presentación tradicional y lo que intentamos ahora es cruzar ese puente y que el público entienda esto de una manera más simple y directa.
–¿Por qué hacerlo de nuevo?
–Porque sí, porque queríamos hacerlo un poco a nuestra manera, porque el trabajo estético en la confección de los títeres es impresionante y la figura del Quijote rompe al final con lo que ocurre en la trama y ahí queda todo –responde Julio–. Creo que el próximo paso es hacer nuestra propia versión de Maese, sin la partitura de Manuel de Falla. Ahora estamos incorporando a Aníbal Vidal, quien está haciendo la música para el prólogo y ‘layers’ de sonido para acentuar detalles y dar cierta comicidad a algunos pasajes. Esto con la Sinfónica no se podía hacer, no podíamos interferir con lo que los músicos hacían. Esa fue una iniciativa de la Sinfónica y tuvimos que ajustarnos a su visión, pero el acuerdo fue que, una vez pasara el Casals, los títeres eran nuestros y podíamos remontar la obra.
–La hacemos de nuevo porque nos quedamos con las ganas –dice Gandul–. Estos personajes tienen tanto de nosotros y solo se usaron en una función… ahora haremos dos y esto llega luego de un largo proceso de reflexión de lo que es la obra y lo que queremos hacer.
–Nuestra intención es siempre que lo que hacemos se mantenga como parte de nuestro repertorio y se vaya transformando con cada reposición –apunta Yari–. Esto nos ha hecho pensar que nos gustaría trabajar con otras aventuras del Quijote… un personaje maravilloso y siempre vigente, con una presencia fundamental en las escuelas
–El reto de montar un clásico como este y que lo estemos pensando para niños, nos hace reflexionar en por qué los clásicos son clásicos, por qué las reflexiones que propicia son siempre pertinentes y muestran las maneras de pensar de la Humanidad en diversos momentos de la historia y también ese afán de búsqueda que caracteriza a los artistas –comenta Nami.
–En esa versión del Casals, a pesar de que hubo exploración, nos enfocamos más en interpretar el texto de manera casi literal –reflexiona Yussef–. Al ver el vídeo de lo que ocurrió en aquella presentación nos dimos cuenta de que aún nos faltaba por afinar detalles para que las escenas quedaran como –pensamos- debe de ser. Para esta ocasión hemos depurado y definido mejor la interpretación. Todavía estamos en ese proceso, descubriendo todas las posibilidades que tenemos.
Todos los miembros de Y No Había Luz Lo coinciden en que el 2016 ha sido un año sumamente difícil, que en la reflexión actual se dan cuenta de que todos ellos han madurado mucho y que el 2017 luce espinoso, lleno de retos y también de ilusiones… ¿Lo que dice cada uno al respecto? Mañana en Esto es el agua…