"ISABEL" Y "CLARA" son amigas pero no lo son, o lo son solo hasta donde comienza la lucha por la sobrevivencia, esa batalla cotidiana por el empleo en un país –el nuestro– en el que el arte es un intento perpetuo de resistencia.
Perfectas –el agudo texto de Mikephillipe Oliveros– aborda esa realidad desde la particularidad de estas dos actrices que coinciden en la audición para un papel del que saben nada, solo que es una oportunidad para trabajar en lo que más aman, una –“Clara” – desde la idealización romántica del oficio, y la otra desde un pragmatismo a ratos cínico y de incuestionable inmediatez con nuestra realidad.
Con una propuesta minimalista que descansa fundamentalmente en el texto de Oliveros –quien también produce y dirige– y las estupendas actuaciones de Melissa Rodríguez y Jessica Rodríguez, Perfectas inauguró esta semana el Festival de Teatro Puertorriqueño del Instituto de Cultura Puertorriqueña con tres funciones –dos de las cuales han estado totalmente llenas, la última es esta noche– en el Teatro Victoria Espinosa, en Santurce, propuesta que es una nueva bocanada de aire fresco en nuestro siempre efervescente ambiente teatral.
El incisivo, ágil, articulado y a ratos irreverente texto de Oliveros tiene en las habilidades histriónicas de Jessica –“Clara” – y Melissa –“Isabel” – el cauce idóneo para perfilar una experiencia estética que es reflexión, que es espejo, que es reclamo, que es desafío y que debería mover a la ruptura de los viejos atavismos que desde la institucionalidad y la tradición lastran –y castran también– tantos afanes artísticos.
"Clara” e “Isabel” nos dan la justa medida de lo que entraña hacer –hoy, más que nunca– teatro en Puerto Rico: un gesto de resistencia y también, como dijimos hace unos días, un verdadero acto de amor
Sin más recursos en escena que dos sillas plegables y el protagónico cameo de un haz luminoso que en momentos puntuales difumina la “cuarta pared” para hacer cómplice al público, Jessica y Melissa bordan sus personajes con amorosa pulcritud y costuras invisibles como testimonio de un oficio que -como todo buen arte- es un intento de revelación y un estímulo a la reflexión.
Irreverente y huérfano de ambigüedades, Mikephillippe confronta mitos teatrales con nombres y apellidos, sin cuestionar sus atributos de origen pero sí su pertinencia contemporánea como referentes de lo que tiene cabida o no en el mundo de la actuación.
Asimismo –y desde antes de la primera llamada, en los agradecimientos del minúsculo programa de mano– la producción reafirma la postura que sirve de marco a este proyecto. Luego de dar las gracias al ICP por hacer posible esta 58va. Edición del Festival de Teatro Puertorriqueño y a la “producción de Teatro Breve por comprar la pintura para el piso del escenario”, esta dedicatoria. Los aludidos saben quiénes son:
“Queremos agradecer especialmente a todas las personas que día a día nos ponen trabas para hacer teatro en Puerto Rico. A los que nos han impuesto un sistema arbitrario de refrendo para fiscalizar nuestros proyectos. Gracias al gobierno que nos exige un sinnúmero de requisitos absurdos y a los que intentan sistematizar el arte a través de un programa de carnets y permisiologías para utilizar nuestras calles y escenarios para expresarnos. Ustedes son nuestra motivación para continuar trabajando y resistiendo”.
Pese a esas personas –ellas saben quiénes son, repito–, el buen teatro en nuestro país existe.
Al final, “Clara” e “Isabel” nos dan la justa medida de lo que entraña hacer –hoy, más que nunca– teatro en Puerto Rico: un gesto de resistencia y también, como dijimos hace unos días, un verdadero acto de amor, posible en este caso gracias al talento y la pasión no solo de Jessica, Melissa y Mikephillippe, sino también de Naíma Rodríguez, como gerente de producción; Grace Vanessa Lazo, como coordinadora de producción, asistente de dirección y regiduría; Joskan Ramos, en la iluminación; José Iván Rivera, en el sonido; Jenessa Pereira como tramoyista; y Luis Vidal, como fotógrafo.
Gracias por hacer lo que hacen.
