
REFERENTE ANTE el mundo durante muchos años de la calidad del ballet que se cultiva en Puerto Rico, Ballet Concierto se prepara para retomar esa vocación viajera con su regreso al Hostos Community Performing Arts Center, en Nueva York, escenario que hace 18 años inauguró y que los recibirá para una función el 12 de noviembre en el marco de la Semana de la Hispanidad, proyecto que tiene como estación previa el Teatro del Recinto Metropolitano de la Universidad Interamericana, donde se presentará el sábado y domingos próximos, a las 8 p.m. y 4 p.m., respectivamente.
Según Carlos Cabrera -director artístico de BC y otrora primer bailarín de la compañía fundada hace 37 años por Lolita San Miguel- este proyecto nace de la invitación que hace ya dos años le hiciese el señor Charles Rice, del Hostos Community College, para que la compañía regresase a Nueva York y renovar así el vinculo iniciado en 1998. “Nosotros inauguramos ese teatro cuando yo era el primer bailarín de Ballet Concierto”, recuerda Carlos. “Cuando nos invitan en el 2014 era para una fecha demasiado cercana y no era viable presentarnos con la preparación y la calidad óptimas que esperan de nosotros, por eso el retorno se pospuso para este año y llevar algo de primera”.
El programa que presentará BC -en la UIA el fin de semana próximo, y en la Gran Manzana dentro de poco menos de un mes- está en sintonía con la evolución que ha experimentado su cuerpo de baile caracterizado -dice Carlos- “por su vitalidad, su deseo y su versatilidad”. “No es un elenco como el de mi generación”, dice con una sonrisa. “Estos muchachos bailan de todo y por eso hemos preparado algo muy variado y de lo mejor que hemos hecho desde que soy su director artístico”.
“Hacemos una labor casi de superviviencia como parte de una economía que genera empleos para diseñadores de luces, de vestuario, de escenografía, para técnicos, para profesores… en fin, hacemos un trabajo arduo, consistente, siempre comprometidos"
Carlos Cabrera, director artístico BC
Carlos menciona que el programa incluye piezas como Latin Suite, “que retoma la obra Latinísimo, del cubano Alberto Méndez, y que ahora se ha actualizado con más sabor y con cosas que han hecho famosas estrellas como Marc Anthony, Buena Vista Social Club, Shakira y Ricky Martin”. “Esta obra cierra un programa que se inicia con una pieza que hicimos en el farewell performance de Lolita San Miguel, con música de Louis Gottschalk que fue el opening de Pico Rico Mandorrico”, explica. “Aunque Gottschalk es un compositor de Estados Unidos, vivió mucho tiempo en la Isla y su música tiene elementos latinos muy notables”.
Asimismo, la oferta incluye Desire, “un regalo muy hermoso a Ballet Concierto de parte de Stephen Mills, el director artístico del Austin Ballet”, añade Carlos. “Esta es una pieza muy hermosa, muy madura, con música de Arvo Part. También bailaremos La Vivandière, de Arthur Saint-Léon y, cerramos, con, además de Latin Suite, con Muñecos, de Alberto Méndez. Esperamos que todo el público que siempre ha apreciado la calidad de Ballet Concierto nos acompañe el fin de semana próximo para que disfrute del estupendo programa que llevaremos a Nueva York. Los boletos para estas presentaciones están a la venta en la sede de nuestra compañía, en el teléfono (787) 724-7032, y también en el Teatro de la Universidad Interamericana, los días de las funciones”.
Inspiración y compromiso
Al evocar sus días como bailarín en BC y pensar en su responsabilidad actual como director artístico, Carlos dice que “son pensamientos de retos y también de mucha inspiración”. “Fueron unos años maravillosos los que viví bajo la dirección artística de Lolita San Miguel”, asevera. “Ella nos preparó para ser una compañía embajadora cultural puertorriqueña y así viajamos el mundo. Pienso también el privilegio enorme de haber tenido ‘ballet masters’ como José Parés y María Carrera. En fin, fue una época mágica, una ‘golden age’ en la que las artes tuvieron el privilegio de un gran patrocinio, en especial de la empresa privada, algo que ha disminuido bastante, por la crisis y porque ahora muchas empresas dirigen su auspicio directamente a entidades sociales, olvidando lo que nosotros hacemos en beneficio precisamente de la comunidad, no solo con nuestra actividad artística, sino también con nuestros programas educativos”.
En la misma línea de pensamiento, Carlos agrega que “muchos de los niños que tenemos son de comunidades especiales con desventajas sociales y hay que ver la manera como les cambia la vida con nosotros”. “Descubren que en el arte hay otro mundo”, asevera. “Hacemos una labor casi de superviviencia como parte de una economía que genera empleos para diseñadores de luces, de vestuario, de escenografía, para técnicos, para profesores… en fin, hacemos un trabajo arduo, consistente, siempre comprometidos. Los que hemos tenido la bendición de dedicarnos a esto, tenemos la certeza de que no podemos detenernos. El arte de la danza es uno que demanda de una pasión inmensa y en la misma medida la retribuye”.
Esta serie de funciones es el capítulo más inmediato de esa responsabilidad que todos tienen en Ballet Concierto de “dar nueva vida a su pasado de gloria”, reflexiona Carlos. “Ese desafío tiene la particularidad de que las de ahora no son las mismas condiciones económicas que en aquel entonces”, explica. “Aunque los muchachos de ahora están más educados en el baile por el tipo de experiencia global que viven, también es cierto que tienen más distracciones y ahí es donde tengo que estar ‘jalando las riendas’ para que se enfoquen. Por ejemplo, les tengo prohibido los celulares mientras estamos ensayado, porque lo que viven aquí no tiene precio, es tiempo de calidad en el que todos debemos poner lo mejor que nosotros. Se trata de estar y de ser de manera íntegra mientras estamos aquí. Soy sobreviviente de cáncer y sé lo importante que es vivir a plenitud cada momento. Tenemos el privilegio de ser parte de una compañía de primera y eso debemos honrarlo”.
Fotos: Negron's Photography