Dicen que nos faltan héroes, que estamos huérfanos de referentes, de líderes que nos muestren el cauce, que nos sirvan de brújula y faro para dar dirección y unidad a tantas inquietudes, a tantas desazones, a tantas incertidumbres. Dicen también que nos falta voluntad para empujar la barca del talento, de la inteligencia, de la pasión, que no podemos, que no somos capaces… y eso: que nos faltan héroes.
Y por eso, porque creemos que no los tenemos, buscamos héroes casi con frenesí, que para eso también somos muy buenos. A veces los creamos a partir de personajes con atributos, con obvio talento, con triunfos e incuestionable poder mediático, pero con historias aún cortas en el largo camino de la vida.
Y nos desbordamos por ellos. Los exaltamos casi como dioses del Olimpo, como los anhelados mesías, como los nuevos GPS que nos van a llevar a la tierra prometida. Tanto es el entusiasmo que generan que los tenemos de manera ubicua 24/7 en prensa, radio, televisión y redes sociales, con un torrente de sobreexposición que abruma, que cansa, que provoca un “ya no más, por favor, ya basta”, porque “de lo bueno, poco”, porque la clase perdurable es cosa del tiempo.
En fin, que en esto pensaba al ver nuevamente toda esa desbordante devoción por Lin Manuel Miranda, el nuevo héroe boricua que esta semana visitó fugazmente la isla, como la gran estrella de la tercera edición de En clave de poesía. Reconozco sin duda la clase, los méritos, el talento de alguien como Lin Manuel. Lo respeto, en verdad que sí: el muchacho es bueno y ha triunfado. Pero no se trata de eso. Se trata de que parecería que su ejemplo es algo único, una hazaña épica sin precedentes.
Y con perdón de Lin Manuel y sus devotos admiradores, hay otros antes que él, referentes vivos y vibrantes y vigentes de nuestra realidad cotidiana.
Si usted necesita que le diga nombres, olvídelo, no tiene caso: con el nuevo le debe de bastar.
(En la foto: final de "En clave de poesía", espectáculo realizado el pasado miércoles / Imagen cortesía de Ana María Abruña)
(Este texto fue publicado originalmente en la sección Buscapié de la edición del 31 de julio de El Nuevo Día)